Texto y fotos por
Adolfo Campos Sánchez
El hombre ha hecho uso de los productos de la naturaleza desde tiempos inmemoriales, no sólo para satisfacer su hambre, sino también con el fin de sanar sus enfermedades, cicatrizar sus heridas y elevar su estado de ánimo.
En América, los hallazgos indican que el uso de las hierbas medicinales es tan antiguo como el propio ser humano.
Aunque el uso de las hierbas con fines terapéuticos estaba asociada (y lo estuvo durante muchos Siglos) a ritos mágicos y religiosos, y su carácter cultivo se atribuyó a las fuerzas divinas, hay que resaltar que esta utilización estaba basada, por encima de todo en un buen conocimiento de la planta, adquirido empíricamente y transmitido de padres a hijos a través de muchas generaciones.
Plinio "es el viejo" escribió la "historia natural", que es una recopilación de casi dos mil tratados, síntesis de su teoría. Para él la naturaleza sirve al hombre, por lo que las plantas fueron creadas para su satisfacción; unas como alimentos, fibras, leña, etc., y las restantes son plantas medicinales debido a sus propiedades. Sus ideas fueron el fundamento de las desarrolladas en la edad media.
La edad media no fue una época de desarrollo científico rápido pero no se perdió la cultura adquirida en los milenios precedentes gracias a los monasterios. En ellos, los monjes, son sus reconocimientos de latín y griego, se ocuparon de conservar el saber antiguo, transcribiendo las obras de los clásicos. Crearon los primeros jardines de hierbas medicinales, donde se cultivan tanto las plantas de la región como las traídas por los peregrinos de lugares lejanos.
Sin embargo, la aportación más importante corresponde a Paracelso (1443-1541), médico suizo influenciado por el Plinio. Paracelso nos dice que las hierbas están en la Tierra como una señal del propósito con el que se han de utilizar. Suya es la frase "nuestros prados y montes son nuestra farmacia".
Sirve como ejemplo de la utilización de las plantas en la edad media el cornezuelo del centeno, empleado en casos de parto difícil, como relajante de músculos involuntarios y para cortar hemorragias post-natales y tratar migrañas.
Hacia el año 1600 se produce una ruptura entre la botánica y la medicina tomando ambos caminos opuestos. Teorías que habían sido auténticos dogmas como la de Paracelso, quedan totalmente desacreditadas.
Con el renacimiento llegaría una gran evolución en la catalogación de las plantas medicinales. El incremento por el interés en lo empírico y el auge de los grandes viajes darían un nuevo impulso a la fitoterapia.
Dada la gran cantidad de plantas que se descubrieron en el Nuevo Mundo, se hicieron los primeros herbarios americanos, el primero de los cuales fue el "manuscrito Bádiano", que se encuentra en la biblioteca del Vaticano. Cuyo autor fue Martín de la Cruz (médico, Azteca). De las numerosas plantas que en él se describen, hay que destacar la jalapa, la zarzaparrilla y el tabaco (introducido en Europa como medicina), utilizadas frecuentemente por la cultura azteca, rica en rituales mágico-religiosos que en ocasiones tenían un carácter médico.
Muchas de estas plantas que los mexicanos utilizaban como alucinógenos, son de gran importancia en la medicina moderna, como el "peyote" y otras ricas en alcaloides (muy utilizadas por la ginecología actual).
A raíz del aumento de plantas conocidas. Se hizo necesario una clasificación de las mismas, y como consecuencia surgieron nombres ilustres en el campo de la botánica. Que culminará con la figura de Carlos Linneo (1701-1778). Con él se llega a una ordenación rigurosa y científica del mundo animal y vegetal. En 1735 publicó sus obras "systema naturae" clasificación sistemática de todas las plantas conocidas.
Basada en la distribución de los órganos sexuales en la flor. Para linneo existen dos grandes ramas en el mundo vegetal: las cripógamas, caracterizadas porque los estambres y pistilos no se pueden ver a simple vista y las fanerógamas, en las que sí son visibles.
El conocimiento de las hierbas medicinales había llegado a niveles muy elevados. Sin embargo, en los dos últimos Siglos daría un vuelco radical. Hasta el Siglo XVIII se habían determinado las propiedades curativas de las plantas , su efecto sobre el organismo y su modo de aplicación; pero se desconocía el motivo por el cual la planta actuaba de este modo, es decir, sus principios activos.
El desarrollo de las ideas de evolución y herencia propugnadas por Darwin y Mendel, respectivamente, plasmaron en el nacimiento de una nueva rama de la ciencia: la genética. La aparición del microscopio, por otro lado, permitió el reconocimiento y el aislamiento de los principios activos de muchas plantas medicinales (el primero de ellos fue la morfina). El hecho de que muchas substancias pudieran ser obtenidas artificialmente en el laboratorio, proporcionó un desinterés, cada vez mayor, hacia el organismo vegetal del cual procedía. El consumo de medicamentos químicos ha ido en aumento, y desgraciadamente el hombre moderno se ha ido alejando de la medicación natural. Pero los efectos secundarios provocados por muchas substancias sintéticas, a veces peores que el mal que se combate, nos llevan de nuevo a una búsqueda de la medicina natural, ya que ésta será siempre mejor tolerada por el organismo.
En la entidad existen regiones ricas en plantas medicinales (que desde la era prehispánica han sido utilizadas hasta nuestros tiempos), más las que aún se desconoce su uso que seguramente es la mayoría, tradicionalmente a través de los conocimientos prácticos transmitidos de generaciones en generaciones.
Fuente www.oem,com,mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario