martes, 18 de febrero de 2014

LA HIERBA DEL SAPO

La milagrosa hierba del sapo que baja el colesterol

Los resultados revelaron que la hierba del sapo es más eficiente que la dosis de 100 miligramos de estatina y su administración no daña los tejidos hepáticos
 
Su nombre común es la hierba del sapo; una de sus principales propiedades es que ayuda a disminuir el colesterol.
Según un estudio reciente del Instituto de Química (IQ) de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), la hierba del sapo es un remedio eficaz para disminuir de forma significativa el colesterol en la sangre.
El estudio, realizado por el investigador Ibrahim Guillermo Castro Torres, realizó pruebas con grupos de ratones que tuvieron una dieta rica en colesterol; algunos de los ratones fueron tratados con el fármaco comercial que actualmente se usa para combatir el colesterol alto y otros más recibieron la hierba del sapo.
Los resultados revelaron que la hierba del sapo es más eficiente que la dosis de 100 miligramos de estatina y su administración no daña los tejidos hepáticos.
El estudio de la UNAM fue realizado con hierba del sapo recolectada en Puebla.
El nombre científico de la hierba del sapo es Eryngium heterophyllum.
Existen varias clases de la hierba del sapo; según la Biblioteca Digital de la Medicina Tradicional Mexicana de la UNAM, esta planta “crece en terrenos de cultivo abandonados, de riego o temporal. Asociada a vegetación perturbada de matorral xerófilo, pastizal, bosques de encino y de pino”.
El doctor Erick Estrada, investigador de la Universidad de Chapingo, fue el primero en descubrir las propiedades de la hierba del sapo contra el colesterol alto.
De acuerdo con el sitio del doctor Estrada, esta planta “ha demostrado experimentalmente su acción preventiva y curativa en la disminución del colesterol y los triglicéridos de la sangre, venas y arterias y gran poder terapéutico como efectivo auxiliar en el tratamiento de diabetes, los cálculos biliares y renales, la angina de pecho, la arterosclerosis, la artritis, los infartos cardiacos y cerebrales y otras afecciones de enorme poder destructivo conocidas como enfermedades de la vejez”.

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