martes, 28 de octubre de 2014

GUARDAR SUS PROPIAS SEMILLAS DE TOMATE

Guardar sus propias semillas de tomate
Uno de los recuerdos de los veranos de mi niñez son las cosechas de tomates que hacíamos en el huerto de mi tía. También recuerdo los días de la conserva cuando todos nos dedicábamos, las mujeres de la familia y los niños, dentro de nuestras posibilidades, a la preparación de la conserva del tomate para prolongar la cosecha para todo el invierno. Y por supuesto otro recuerdo relacionado con la cosecha del tomate eran las telas extendidas... con las semillas de los tomates que debían ser la cosecha del siguiente verano.
Ahora parece que todo deba comprarse en bolsitas, comercializadas por las grandes empresas del oligopolio de las semillas. Pero todavía se pueden guardar las semillas de los tomates que te han impresionado por su sabor, resistencia a las enfermedades, tamaño o cualquiera sea la característica que te haya gustado de un tomate.
Para guardar las semillas de un tomate debes escoger no tanto el fruto como la planta, es decir que el tomate que escojas debe ser fruto de una planta vigorosa y sana. Eliges tu ejemplar y lo abres, en un bol echas las semillas con la pulpa que las envuelve. Obviamente puedes y debes aprovechar el tomate, un poco de aceite y sal y tendrás un fantástico tentempié.
En condiciones naturales este envoltorio gelatinoso que tienen las semillas actúan como bactericida. Vamos a reproducir esa acción propiciando su fermentación, añadiremos un poco de agua al bol con las semillas y dejaremos reposar entre 48 y 60 horas a una temperatura de 20ºC. Se formará una capa mohosa que destruirá la envoltura gelatinosa y cualquier bacteria que se encontrara en el medio. Para una mayor acción bactericida se puede añadir 15 cl. de vinagre por litro de agua. No hay que sobrepasar ese espacio de tiempo para que no comience la germinación de las semillas.
El siguiente paso será lavar varias veces con agua las semillas para librarnos de la suciedad y descartar también las semillas dañadas, que flotarán, y aprovechar las sanas que se hundirán. Después hemos de secarlas, sobre papel o tela, primero de forma directa y después dejándolas un par de días hasta que se sequen del todo. Para su conservación nada como los sobres o bolsas de papel donde podremos guardarlas, bien identificadas, hasta 6 años.
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