lunes, 27 de octubre de 2014

PEPE GUARDIOLA "FILÓSOFO"

Los que saben, hacen
Los que comprenden, enseñan

(¿Aristóteles?)
Durante la pretemporada de fútbol en 2010, el F. C. Barcelona anunció que no seguiría contando con los servicios del delantero Zlatan Ibrahimovic, su fichaje estrella del verano anterior. El jugador sueco se mostró muy molesto con la decisión y la atribuyó a una posición personal del entrenador del equipo. Ibrahimovic calificó entonces despectivamente a Guardiola de filósofo.
Probablemente todavía hoy, Josep Guardiola es considerado el mejor entrenador del mundo, a pesar de su corta carrera. Sus logros son tan contundentes. Méritos que lo han envuelto en un halo que ha traspasado las fronteras del fútbol y del deporte. A cualquier anunciante le gustaría poder contar con la imagen de Pep, con su aura en el sentido warholiano. Es interesante fijarse en que la profesión de entrenador -entendida ampliamente- cada vez es más demandada en nuestra sociedad. Alguien que te ayuda a mejorar, a aprender habilidades nuevas, alguien dedicado a preparar a las personas para conseguir objetivos, lo que últimamente se conoce en muchas lenguas con el término inglés coaching.
No es difícil ver una relación entre la filosofía y el coaching. La filosofía desde sus orígenes ha resaltado el vínculo entre maestro y discípulo. Y no solamente en el caso de dos filósofos -como Sócrates y Platón- sino también en el caso de un filósofo como mentor de una persona dedicada a otras ocupaciones, como Aristóteles y Alejandro Magno. Una persona joven con gran responsabilidad y talento aconsejada por un preceptor mayor. ¿No es alguien como ha sido Lionel Messi bajo la dirección de Pep Guardiola?
Entonces no parece arbitraria la elección del insulto. El crítico de arte Louis Vauxcelles despreció las obras del círculo de Matisse en 1905 llamándolas fieras (en francés fauves), y ahora hablamos del movimiento fauvista. De forma similar, Filósofo se ha quedado como un apodo de Guardiola. ¿Qué aspecto de él estaba destacando rencorosamente el jugador despedido? En otra ocasión, hablando de esto, dijo que Guardiola le recordaba a Gandhi. No podemos estar seguros de que Ibrahimovic supiera que Gandhi no es un ejemplo ilustrativo de filósofo, sí de que seguía caricaturizando un mismo rasgo. Lo que intentaba ridiculizar era precisamente el halo de Pep, la valoración social de su bondad y sabiduría.
Porque la figura del filósofo se asocia a la del sabio, una distinción que parece cosa del pasado y a la que es dudoso que los estudiantes actuales puedan aspirar. Los sabios en una cultura son muy escasos y de avanzada edad; y normalmente están ya muertos. Muchos autores que escriben sobre temas filosóficos o son profesores que dan clases de la disciplina no se atreven a calificarse a sí mismo de filósofos. En cambio, un ingeniero es un ingeniero y no se plantea tal problema de denominación. Los hay más novatos o expertos, pero no hay duda de que son ingenieros desde el momento en que se licencian y una universidad respalda su título.
¿Quién es, por tanto, un filósofo? ¿Alguien que habla de la vida? Siendo así, todos somos filósofos. Si adoptamos este punto de vista, resulta pretencioso que alguien se crea más filósofo que cualquiera, que se crea que sabe más que cualquiera sobre los asuntos esenciales de la existencia. Podemos aceptar que alguien sepa más que nosotros de bioquímica o de música barroca, pero un filósofo, ¿qué conocimientos especiales tiene?
Si la filosofía se convirtiera en coaching, disolviéndose con aportaciones de la psicología y el management, sería una verdadera transmutación: dejaría de ser una labor cuestionada e improductiva y pasaría a ser algo útil y requerido. Por un lado, esto tiene una ventaja importante. Sería una forma de democratizar la filosofía, a veces percibida como algo elitista -no obstante, podemos mirar con indulgencia a los filósofos y pensar: sin salidas laborales ni reconocimiento social, que al menos tengan su orgullo-. Que la filosofía se manche las manos, baje a la arena y se ponga a ayudar a la gente en cosas prácticas, y no solamente a los emperadores macedonios sino extender este tipo de asesoría al mayor número de personas. Sacar lo mejor de uno mismo parece un empeño admirable y legítimo de la filosofía: es otra forma de llamar a la clásica forja del carácter.
Lamentablemente, no todo son ventajas en esta operación. Los filósofos hablan de la vida, sí, pero no es lo único que hacen y cuando escriben -o divagan- sobre esos asuntos quizá ellos mismos aceptan que están más cerca de la poesía que de la ciencia, y por tanto deben ser considerados como unos literatos más. Por supuesto, esto es obvio: la filosofía pertenece al mundo de las humanidades.
Además de pensar la vida, o como consecuencia de ello, la filosofía es capaz de cumplir otros cometidos: por ejemplo, la crítica cultural y la reflexión política. Y tiene esta capacidad precisamente por su resistencia a someterse por completo a la rentabilidad del mercado, por su resistencia a entregarse a la tiranía del corto plazo, del beneficio cuantificable y de las tareas que sirven para algo. Esto lo comparte con el arte. Desde esa posición emancipadora puede defender la dignidad ciudadana y la libertad de pensamiento, y contribuir a construir una sociedad mejor con un horizonte más largo que el que nos ofrece la publicidad.
Aceptemos, para concluir, que el coaching y otras formas de buscar aplicaciones prácticas a la filosofía son vías adecuadas. Por el contrario, no aceptemos que los enemigos de la filosofía la mutilen y aprovechen para reducirla a esas vías, porque su intención es mutilar y reducir la conciencia cívica y el pensamiento crítico. Libertad y futuro: esa podría ser ahora la consigna de los partidarios de este tipo de saberes, de este tipo de haceres; esa podría ser ahora nuestra consigna.

Messi - Pep Guardiola, filósofo - Input
 
 
2 DE DICIEMBRE 2013 PUBLICADO POR HUGO ÁLVAREZ

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